Vida

Lo que nos esconden del aborto…

Por Fátima Moreno

He tenido la oportunidad durante años que varias mujeres me abran su corazón y compartan conmigo su historia de vida; en múltiples ocasiones, el aborto provocado es un punto que sale a relucir. He hablado con jóvenes de 17 años y también con señoras de 60 años que nunca lograron sanar esa herida hasta que inician un proceso de sanación interior (muchas han vivido hasta 40 años con esta carga). En este artículo compartiré los puntos en común que he encontrado en estas historias. No pretendo dar una cátedra teológica ni científica sino empírica de las secuelas que muestran en su mayoría:

Psicológicas:

  • Sentimiento de culpabilidad perpetuo
  • Tristeza profunda o depresión
  • Desórdenes alimenticios
  • Ataques de pánico o ansiedad
  • Insomnio y pesadillas recurrentes
  • Pérdida de la capacidad de concentrarse, en los estudios o en el trabajo
  • Planteamientos suicidas e intentos de suicidio
  • Sienten la necesidad de reemplazar al niño abortado
  • Pensamientos obsesivos (cada vez que ven un niño que pudiera tener la edad de su hijo no pueden dejar de verlos o pensar cómo hubiera sido si no hubieran abortado)

Físicos (según método):

  • Succión, legrado o aspiración: Infección, trauma de la cérvix, peritonitis, endometritis, laceración o perforación del útero, hemorragia, trauma renal, inflamación de la pelvis, embolismo, trombosis, esterilidad, etc.
  • Dilatación y curetaje: Los mismos riesgos que el de succión o aspiración, además de los siguientes: perforación uterina, hemorragia, infección del tracto genital, laceración intestinal, absceso pélvico y tromboembolismo.
  • Dilatación y evacuación: Los mismos riesgos que el método de dilatación y curetaje apenas mencionado, además de los siguientes: infección pélvica, renal, de la cérvix y peritoneal. También puede causar que la mujer tenga en futuros embarazos implantación ectópica, bebés de bajo peso o que nacen muertos, malformaciones congénitas, etc.
  • Inyección salina: Ruptura del útero, embolismo pulmonar, otros peligrosos coágulos intravasculares, etc.
  • Prostaglandinas: Ruptura del útero, sepsis, hemorragias, paro cardíaco, vómitos y aspiración de éstos, embolia cerebral y fallo renal agudo.
  • La llamada “extracción menstrual”: Es posible que la paciente no esté embarazada y si lo está, puede producirse una aspiración incompleta y como consecuencia una infección.
  • Histerotomía o cesárea: Los mismos riesgos y complicaciones de todo acto quirúrjico intra- abdominal: hemorragia, infección, peritonitis y lesiones de la vejiga urinaria o de los uréteres.

Considero que al momento de tomar una decisión para que la persona lo haga verdaderamente libre, esta última debe estar totalmente informada de todo lo que conlleva. Todas las historias de vida que he conocido siempre terminan en lo mismo: “si hubiera sabido, no lo hubiera hecho” “Si me hubieran dicho que esto pasaría, no lo hubiera hecho” “Ahora que vuelvo a ver atrás, hubiera preferido tener a mi hijo y salir delante de una u otra manera”. Mi conclusión es que el día del aborto murieron 2: el bebé y la madre. El bebé físicamente y la madre internamente. Nunca vuelven a hacer las mismas.

Ojalá este artículo llegue a mujeres que se la están pensado. Busquen ayuda, infórmense bien, no se dejen engañar con él “es muy fácil, muy rápido, todo estará bien, saldrás y como que nada pasó” no tomen decisiones precipitadas. ¡Toma un decisión libre y consciente!